El vive allí... el Hostal "La Llovizna" es su base de operaciones..
El siempre está allí, esperando ver llegar las bicicletas..
Pasa cada día de la semana esperándonos, ... y cada día suyo es como siete días nuestros... y nos espera..
Y aquel fin de semana que elegimos ir a recorrer los hermosos páramos de aquel paraje, ...
... El despierta de ese letargo en el que sueña con las bicis.. saluda y se desvive.. se altera y nos halaga... No se como pero se hace entender... abraza, lame y muerde hasta hacerse invitar al recorrido...
No importa la ruta, el conoce todas... Sabe recorrerlas con destreza y prestancia.. Adelanta a los ciclistas cuando sabe que nos esperan sus congéneres, los ahuyenta y les explica que es parte de nuestro grupo...
Pasan los kilometros por sus patas, mientras cual el mas experto atleta mantiene un ritmo de paso y respiración...
Se detiene con nosotros en los rellanos, toma nuestra agua, come de nuestras golosinas y se sienta a nuestros pies...
Pero por sobre todo.. siempre.. siempre será mas lo que nos dá que lo que nos pide... Fidelidad, compañía, protección, y sobre todo... un inmenso cariño..
Por eso hoy.. querido amigo, te dedicamos estas líneas...
Gracias "Mechas"..
ODA AL PERRO
Por: Pablo Neruda
El perro me pregunta
y no respondo.
Salta, corre en el campo y me pregunta
sin hablar
y sus ojos
son dos preguntas húmedas, dos llamas
líquidas que me interrogan
y no respondo,
no respondo porque
no sé, no puedo nada.
A campo pleno vamos
hombre y perro.
Brillan las hojas como
si alguien
las hubiera besado
una por una,
suben del suelo
todas las naranjas
a establecer
pequeños planetarios
en árboles redondos
como la noche, y verdes,
y perro y hombre vamos
oliendo el mundo, sacudiendo el trébol,
por el campo de Chile,
entre los dedos claros de septiembre.
El perro se detiene,
persigue las abejas,
salta el agua intranquila,
escucha lejanísimos
ladridos,
orina en una piedra
y me trae la punta de su hocico,
a mí, como un regalo.
Es su frescura tierna,
la comunicación de su ternura,
y allí me preguntó
con sus dos ojos,
por qué es de día,
por qué vendrá la noche,
por qué la primavera
no trajo en su canasta
nada
para perros errantes,
sino flores inútiles,
flores, flores y flores.
Y así pregunta
el perro
y no respondo.
Vamos
hombre y perro reunidos
por la mañana verde,
por la incitante soledad vacía
en que sólo nosotros
existimos,
esta unidad de perro con rocío
y el poeta del bosque,
porque no existe el pájaro escondido,
ni la secreta flor,
sino trino y aroma
para dos compañeros,
para dos cazadores compañeros:
un mundo humedecido
por las destilaciones de la noche,
un túnel verde y luego
una pradera,
una ráfaga de aire anaranjado,
el susurro de las raíces,
la vida caminando,
respirando, creciendo,
y la antigua amistad,
la dicha
de ser perro y ser hombre
convertida
en un solo animal
que camina moviendo
seis patas
y una cola
con rocío.